sábado, 3 de enero de 2009

YO SOY EL CÉSAR

Por. Walter Quito Ravello

La última vez que el Perú tuvo un Dictador como gobernante fue durante la década de 1990-2000. Cuando la tiranía y la corrupción se pusieron de acuerdo para pacificar el Perú con la paz de los sepulcros y la muerte de unos 70 mil peruanos e intentaron desarrollar el país con la más alta deuda externa de su historia y la mayor corrupción de su vida republicana.

Cuando el tirano lanzó su propuesta de Honestidad, Tecnología y Trabajo en 1990 ganó las elecciones y luego cuando el 5 de abril de 1992 en nombre de la democracia y en contra de la corrupción cerró el Congreso, intervino el Poder Judicial y demás organismos tutelares de la Nación, en vez de generar la repulsa de la población se ganó el apoyo mayoritario del pueblo incluido sectores democráticos y combativos. Tuvieron que pasar varios años para que la oposición reprimida y amordazada rompa su repliegue y el cerco represivo y de inteligencia del Estado y las masas despierten de su letargo, y, de este modo, se genere un gran movimiento de rechazo a la dictadura, sobre todo en la juventud, en base al desenmascaramiento y firme combate a la política antidemocrática, corrupta y servil del autodenominado Mesías.

Cuando la corrupción generalizada del Estado quedó al descubierto, los peruanos de la Costa, Sierra y Selva se juntaron para dar rienda suelta a toda su indignación y repudio contra los gobernantes a través de la histórica Marcha de los 4 Suyos, los cabecillas huyeron del país, el Congreso nombró un Presidente Transitorio y se convocaron a nuevas elecciones generales. La captura y enjuiciamiento de los sediciosos es historia reciente. Hemos resumido uno de los episodios más importantes y aleccionadores de la vida política del país para demostrar que no siempre el que dice que es honesto lo es, que no siempre el que tiene el apoyo mayoritario del pueblo tiene la razón y que las mentiras tienen patas cortas y algún día los responsables -como está ocurriendo con Fujimori, Montesinos y sus secuaces ministros, militares, congresistas y periodistas- pagarán por sus fechorías. No es un deseo, es una realidad que, felizmente, algunos presagiamos desde el mismo día del autogolpe.

En Ancash, no es pura casualidad que el presidente de la Región, ex dirigente del partido de Fujimori, no solamente esgrima demagógicamente y hasta el cansancio las mismas propuestas de Honestidad, Trabajo y Tecnología de su líder, sino que además posea sus mismos rasgos autoritarios, mesiánicos y populistas para gobernar y, como parece, también compartan el mismo gusto por la mermelada y los negocios turbios para enriquecerse con los dineros del pueblo.

Don César se ha tomado muy a pecho su significativo nombre y ya no se contenta con ser solo el presidente del gobierno regional, sino que también quiere ser su emperador, su monarca, su salvador o su dueño, el caudillo iluminado que quiere hacer lo que quiere, mandar a todo el mundo y tener la razón en todo. ¿No habrá perdido la razón?El maltrato y azuzamiento para el linchamiento de la congresista aprista Helvecia Balta, en un acto de masas convocado y controlado por el propio Álvarez, ante la inconmovible presencia y complicidad de un puñado de sumisos dirigentes populares y periodistas y de temerosas autoridades encabezado por el Primer Ministro Yehude Simon, pinta de cuerpo entero la escasa calidad humana, la falta de hombría, la inmadurez política y la mala entraña del presidente de la región, que no se detiene ante nada con tal de lograr sus propósitos mezquinos y electoreros.

Álvarez no perdía nada, al contrario ganaba estatura política, si ese día hacía un llamado a sus huestes a guardar la calma y respetar el evento y a todos los presentes. Pero, le salió la chuscada y decidió hacer la barbaridad que hizo, intentar botarla de la actividad pública y echar más leña al fuego. ¿Alguien cree ahora que el gobierno aprista apoyará al gobierno regional? Y, en el colmo del cinismo, ante la censura unánime de los congresistas de la República por su mala conducta, en vez de pedir disculpas por su metida de pata y grave error, una vez más, el César se victimiza y convoca a “su pueblo” para defender la “dignidad de Ancash” y no duda en sacar a las calles a unos mil trabajadores en construcción civil más sus familiares a cambio de un puesto de trabajo y un puñado de soles con la complicidad de algunos caudillos y sumisos dirigentes populares como Hipolito Luna que la historia los juzgará.

Un personaje con estas características, es capaz de hacer cualquier cosa. Por eso, sus habituales exabruptos, su conducta antilaboral, su satisfacción por rodearse de gente corrupta y lumpen, la manipulación de trabajadores y dirigentes, sus concursos públicos poco transparente, su desprecio por la gente honesta y capaz, su “temor” a enfrentar a los grandes empresarios, la utilización de falsos moralizadores que negocian revocatorias de las autoridades rivales, la compra de periodistas vendidos, el uso de portátiles y de la violencia contra sus adversarios, su sospechosa ambición por los millones del canon minero, su improvisación y falta de capacidad para gobernar y sus mentiritas piadosas sobre Punta Sal y el accidente de Nepeña, demuestran el tipo de político que es y nos inducen a pensar que el futuro del emperador de Ancash puede ser parecido al del dictador y corrupto Alberto Fujimori.

Su participación en el escandaloso caso de la OEI, Canaán y Rómulo León y la presunta sobre valoración del estadio Rosas Pampas, la denuncia por nepotismo, las numerosas denuncias por corrupción contra sus funcionarios y consejeros, el uso de la prensa amarilla y la violencia contra sus opositores, sus signos exteriores de riqueza, su improvisación e indiscutible incapacidad para gobernar, entre otras razones, son más que suficiente para que los opositores al gobierno regional comiencen a unirse para organizar la gesta de un gran movimiento de masas que no solamente desenmascare la política mentirosa y corrupta del gobierno regional, sino que también genere su caída y su reemplazo por autoridades honestas, democráticas y capaces de lograr el cambio que Ancash necesita. Al hablar del Cesar Pareciéramos que estuviéramos hablando de falconery Montalvo alcalde del distrito de NEPEÑA o es la radiografía de los oportunistas y traidores de los intereses del pueblo.
YA ES HORA DE HACERLE VER AL PRESIDENTE DE LA REGIÓN QUE ÉL NO ES EL CÉSAR DE ANCASH Y QUE HA LLEGADO EL MOMENTO DE PONER PUNTO FINAL A SU TIRANÍA Y CORRUPCIÓN.

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